Hace dos décadas, la Universidad introdujo en Chile esta metodología que busca formar profesionales comprometidos con la sociedad a través de aprendizajes profundos y conectados con la realidad. Hoy, 278 académicos y académicas han emprendido la labor de enseñar y conectar con los problemas reales de las personas, y casi 8.000 estudiantes han vivido esta experiencia que, sin duda, han dejado huella en su interior y les ha impactado para su futuro profesional.
Conectar a los estudiantes con los desafíos reales de las personas, para así generar en ellos un sentido de compromiso social a través de aprendizajes significativos. Ese era el objetivo que tenían en mente los integrantes de la dirección superior de la UC, liderada por el rector de entonces, Pedro Pablo Rosso, cuando recién comenzaba la década del 2000. “Veníamos trabajando en un nuevo proyecto de formación general que les entregara a los estudiantes lo que hoy día se llaman herramientas generales. Pero, sobre todo, que nuestra propuesta educativa tuviera consonancia con los postulados de la Iglesia que nos pedía, además de formar profesionales, formar personas con una visión más amplia del mundo y, sobre todo, con vocación de servicio”, recuerda el rector emérito..
Poco a poco, fue tomando forma esta idea de service learning, cuya primera traducción literal es “aprender sirviendo”. “Vimos que en Estados Unidos había una gran cantidad de universidades que lo estaban implementando y nos fuimos a investigar qué estaban haciendo en la Universidad de Berkeley, en San Francisco”, cuenta Sebastián Zulueta, a quien se le encomendó entonces la misión de dirigir el Programa A+S en la UC.
Allí conocieron a Andrew Furco, uno de los precursores de este modelo y quien los puso en contacto con María Nieves Tapia, fundadora del Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario (CLAYSS) en el 2002, en Argentina. “¡Nuestro mundo se abrió!», dijo Zulueta. “Tuvimos una reunión con el rector Rosso y dijimos ‘queremos que esto sea en grande’, que tenga una sigla en el syllabus de la Universidad, donde los estudiantes puedan identificar los cursos de Aprendizaje Servicio”, cuenta. Entonces se definió que en vez de «S – L» –sigla por service learning en inglés- se hiciera al revés, y en vez de un signo menos, fuera un más. Ahí nace esta sigla «A+S» que es tan importante para el Programa de Aprendizaje Servicio en nuestra Universidad. Denominación que incluso se ha internalizado en el discurso de varias instituciones de educación superior a nivel nacional.
Así, con un pequeño equipo, imaginaron en grande: crearon un consejo asesor de docentes y otro de estudiantes, y con la participación de 39 profesores y profesoras sacaron adelante los primeros 29 cursos llevados a cabo bajo esta metodología de enseñanza, una innovación para la época y una “verdadera cruzada, que fue sacar a los estudiantes del individualismo que predomina en casi todas las culturas contemporáneas. Buscamos que vinieran a la universidad no solamente a adquirir herramientas para su proyecto de vida y su éxito profesional, sino que también tuvieran una mirada de alteridad, de compromiso con la sociedad, de sentirse parte de un todo que utiliza y se beneficia de las herramientas cognitivas que aprendieron en la universidad”, relata Pedro Rosso.
Este 2024, el Programa Aprendizaje Servicio (A+S) cumple 20 años en la UC. Como expresa el rector Ignacio Sánchez: «Esta metodología de enseñanza ha transformado profundamente la educación en nuestra universidad y ha dejado una huella imborrable en la comunidad chilena”. A lo largo de estas dos décadas, agrega, el programa no sólo ha fortalecido su presencia en la Universidad Católica, sino que también “se ha consolidado como un referente nacional e internacional en el ámbito del compromiso social universitario, ha sido un pilar fundamental en nuestro objetivo de formar profesionales íntegros, innovadores y comprometidos con el bienestar de la sociedad, con la clara misión de conectar el aprendizaje académico con los desafíos reales de las comunidades, generando un impacto positivo tanto en los estudiantes como en la sociedad. Hoy, podemos decir con satisfacción que este objetivo se ha cumplido con creces, gracias al esfuerzo conjunto de académicos, estudiantes y socios comunitarios”, afirma.
¿Qué es Aprendizaje Servicio?
Aprendizaje Servicio (A+S) es una metodología de enseñanza-aprendizaje que busca el aprendizaje activo de estudiantes, aplicando sus conocimientos a contextos reales mediante servicios entregados a socios comunitarios con necesidades genuinas. Con esto, la UC se compromete a potenciar la formación de sus estudiantes en responsabilidad social contribuyendo al desarrollo del país.
Ver más: Programa Aprendizaje Servicio
“El primer paso de nuestra tercera misión”
Con la Constitución Apostólica Ex corde Ecclesiae para las universidades católicas como guía, la Dirección Superior del rectorado de Pedro Rosso se puso manos a la obra para concretar lo que denominaron su “tercera misión”, la que tenía por norte dar respuesta al llamado del Papa Juan Pablo II para que las instituciones católicas de educación renovasen y se involucraran en los desafíos de la sociedad, aportando sus conocimientos y la capacidad de investigación con el fin de lograr etapas más avanzadas de desarrollo, con especial cuidado por la situación de los sectores vulnerables.
El rector Rosso estaba convencido de las bondades del Programa A+S, dejando en manos de la Dirección de Asuntos Estudiantiles su implementación, y dos años después, anclando el programa en el Centro de Desarrollo Docente de la Vicerrectoría Académica, dando énfasis al trabajo colaborativo con académicos y académicas en la implementación de la metodología, donde se encuentra hasta el día de hoy.
Uno de esos profesores que soñaban con innovar en sus aulas fue Pablo Marshall, docente de la Facultad de Economía y Administración, que en aquellos años dictaba el curso Mercados II para estudiantes de Ingeniería Comercial. “Vi la posibilidad de introducir en mi curso una componente de servicio, un ámbito social que siempre ha estado en mis motivaciones y que había querido incorporar en mis clases, pero no sabía cómo. Además, sentí que para los estudiantes de ingeniería comercial podía significar una contribución muy importante al municipio con el que trabajábamos y, a su vez, trabajar con desafíos reales podría enriquecer mucho el aprendizaje”, recuerda el académico.
“Y bueno, me tiré al río y lo hice, y el resultado fue demasiado bueno”, asegura el hoy director del Programa Bachillerato Inicia UC. Destaca que, a pesar de ser algo nuevo, hubo mucha motivación de los jóvenes de esa época por tomar su curso. “Me llamó mucho la atención el interés de los chiquillos por hacer este trabajo, lo motivados que estaban al ver que su labor significaba una contribución real para ese municipio. Pese a que muchas veces implicaba trabajar más y salir de su zona de confort, ellos realmente lo disfrutaban, entonces cada año lo fuimos afinando, perfeccionando y fueron casi 15 años impartiendo este curso”, cuenta el docente.
“Esta metodología también dejó una huella en mí. Por un lado, sentí que estaba innovando en docencia, que estaba haciendo algo distinto y, por otro, que estaba trabajando en un proyecto que motivaba a mis estudiantes a resolver desafíos sociales«, afirma Pablo Marshall, al tiempo que recuerda el impacto que tuvo los trabajos realizados por sus estudiantes para mejorar programas en consultorios, juntas de vecinos o a través de evaluación de proyectos para pymes, en comunas como Puente Alto, Estación Central, Maipú o San Bernardo.
Es que Aprendizaje Servicio contribuye a una docencia de calidad en múltiples formas. Así lo asegura el vicerrector Académico, Fernando Purcell. “Si por calidad entendemos el logro de aprendizaje profundo, creo que este tipo de metodologías contribuye a indudablemente a aquello. Por distintas razones, entre ellas, la conexión que se genera con la realidad de las comunidades, es decir, con casos y situaciones de la vida real; por el sentido y espíritu crítico que los estudiantes desarrollan al confortarse a la resolución de problemas en base a una interacción con las comunidades. También hay un tema relevante que tiene que ver con la empatía con un otro, que es algo esencial en cualquier desempeño profesional que nosotros tengamos. Esos son algunos de los elementos propios de una docencia de calidad que están muy presente en cualquier metodología A+S que impulsemos o desarrollemos en la UC”, destaca el vicerrector Purcell.
Así lo constata el profesor de la Facultad de Comunicaciones Fernando Acuña, en su curso Desafíos de la Comunicación, que imparte desde el 2007 a estudiantes de primer año. Uno de los desafíos que recuerda con especial emoción, fue cuando debieron crear un spot para televisión con el objetivo de incrementar la participación de jóvenes como voluntarios en América Solidaria, su socio comunitario para el curso del año 2013.
El grupo estaba compuesto por Valentina Dawson como directora, María José Valdés como redactora creativa, Fernanda Herrera en relaciones públicas, Liliana Soto como diseñadora, y Daniel Pizarro en producción y realización audiovisual. “Este equipo produjo cuatro spots para América Solidaria y logramos que uno de ellos se transmitiera en la televisión del Metro de Santiago. Fue un logro extraordinario, considerando que fue realizado por estudiantes novatos en comunicaciones. Lo más gratificante fue que los spots tuvieron un impacto significativo: América Solidaria superó sus expectativas en reclutamiento de voluntarios”, recuerda orgulloso el profesor Acuña.
“Para mí, sinceramente, ha sido maravilloso hacer Aprendizaje Servicio. No es fácil, los profesores trabajamos un poquito más, pero lo que ocurre con Aprendizaje Servicio con los estudiantes y las organizaciones, es increíble”, dice el académico. “A+S hace que los estudiantes conozcan la realidad de nuestro país y ojalá se indignen con la inequidad que ocurre en muchas partes en nuestro territorio. A mí también me llega muy fuerte conocer otras realidades y poder mejorarlas un poquito, porque no estamos haciendo una revolución que va a cambiar todo, pero estamos haciendo acciones concretas que mejoran situaciones reales”, afirma
Rosa Estela Yáñez es profesora de la Facultad de Teología. Ahí imparte el curso Espíritu Santo: Presencia y Acción, un “teológico” como le llaman los estudiantes, y que integra los cursos de formación general. “Al iniciar mi trabajo con la metodología A+S, el gran desafío fue y es: conseguir que los estudiantes puedan descubrir la aplicación práctica de los contenidos teóricos, y muchas veces abstractos, de mi curso”, explica la docente., Asimismo, asegura que desarrollar este curso le permitió constatar que se trata de una metodología activa, que ayuda a conseguir aprendizajes significativos y que desarrolla competencias “blandas” que contribuyen a formar profesionales responsables, reflexivos, creativos y capaces de trabajar con otros.
Pero ¿qué podría aportar la metodología Aprendizaje Servicio a una universidad católica? Entonces, la académica formuló la pregunta a la inversa: ¿qué podría añadir una universidad católica a dicha metodología? ¿es posible pensar una metodología A+S con identidad de enseñanza superior católica? ¿cómo? “La escucha atenta de los estudiantes, socios comunitarios y ayudantes me ha dado elementos para ir, poco a poco, construyendo una imagen de cómo ellos perciben el servicio”, afirmando que “en el servicio se aprende a mirar al otro u otra, distintos, pero iguales en dignidad. El socio no es sólo alguien que ofrece un espacio para realizar un trabajo, es también quien acompaña a los estudiantes con su experiencia y su participación en el proyecto de servicio”.
Finalmente, Aprendizaje Servicio tendrá un significado propio y particular de cada una de las personas que lo hayan vivenciado. Para Rosa Estela Yáñez A+S es un desafío tanto para los docentes, estudiantes, para el socio comunitario y también para la institución. “Es un encuentro con el otro y también es espiritualidad, porque algo en su interior cambia”, afirma Yáñez, mientras que, para Carolina Becerra, docente de la Facultad de Matemáticas, ha sido una “renovación o redescubrimiento de la docencia, es compromiso público y es agradecimiento, porque agradezco a las personas que crearon esta metodología”, enfatiza.
Cimentando el camino
Poco a poco, este sueño comenzó a tomar forma y a instalarse como un sello formativo en la UC. Entre los años 2005 y 2006 se desarrolló el Primer Plan estratégico de A+S y el 1° seminario nacional que congregó a un importante número de académicos motivados por conocer e implementar la metodología en sus clases. Junto con ello, se crean los primeros talleres de capacitación docente, así como un modelo de asesoría que incluyó un manual para profesores y socios comunitarios.
En 2010, el Programa A+S crecía, cada vez era mayor el interés de los profesores, varias y recurrentes eran las preguntas sobre la metodología, nuevos profesores se capacitaban, más estudiantes vivenciaban experiencias con A+S y nuevas asignaturas incorporaban la metodología. “Todo esto, surgía por el interés del estudiantado y profesores, pero si el profesor se cambiaba de curso o se iba de la Universidad, el A+S se iba con ellos”, cuenta Chantal Jouannet, directora del Centro de Desarrollo Docente.
Ya en el año 2010 y luego de seis años de trabajo y empuje, ya existían más de 100 cursos desarrollados bajo esta metodología. Con el nuevo Plan de desarrollo UC, liderado por el rector Ignacio Sánchez, se inicia además el camino de institucionalización de A+S en las carreras. Finalmente, fruto de estos años iniciales, se realiza una investigación Resultados A+S en la UC, 2006 – 2011. En el 2013 se consolida este modelo en la UC y el Centro de Desarrollo Docente publica el Modelo de incorporación de A+S en una asignatura.
Los resultados de esta metodología en el aprendizaje de los jóvenes, produjo mucho entusiasmo generando un sobre uso de esta; hubo carreras en las que los estudiantes tenían dos o tres ramos A+S concentrados en un mismo nivel. ¿Cómo hacer esto más coherente con el perfil de egreso, con la estructura curricular y con las habilidades transversales en una carrera? En respuesta a los desafíos señalados, se diseña un modelo que propone institucionalizar la metodología A+S en todas las carreras, posicionando a la UC como la primera universidad en América Latina en adoptar esta metodología de manera integral y sostenible en el currículo de pregrado. Este modelo está diseñado para asegurar la integración de la metodología A+S en tres dimensiones clave: estructural, cultural y procedimental.
En 2020 llega la pandemia y un mar de dudas e incertidumbre inundó el ambiente. A pesar de ello, se dio inicio al Proyecto Uniservitate, programa que tiene como finalidad promover el aprendizaje servicio en Instituciones Católicas de Educación Superior (ICES) vinculadas a través de una red global, que se fundamenta en el magisterio social de la Iglesia “que llama a la educación superior católica a articular ciencia y fe, excelencia académica y servicio a la comunidad, producción de conocimiento y testimonio cristiano de una universidad socialmente comprometida. Los animo a seguir trabajando para que las instituciones educativas católicas fortalezcan su identidad y misión, con proyectos en salida que no se queden en lo puramente académico, sino que formen la cabeza, el corazón y las manos de sus egresados en la solidaridad y fraternidad”, fueron las palabras del Papa Francisco en el I Simposio Uniservitate, realizado en octubre del 2020.
Así, la comunidad A+S seguía creciendo y en 2021 se impartieron más de 200 cursos A+S pese a la virtualidad, -en plena pandemia- se inicia un Ciclo de Encuentros de Comunidad A+S que reunió a diversos expertos en estas materias, autoridades y actores relevantes de la educación. Al año siguiente se lanza el sitio web Reflexión en A+S y se consolida el compromiso de la UC como socio institucional en la Red Nacional de Aprendizaje Servicio (REASE).
Como expresa Manuel Caire, Jefe Formación para el Compromiso Público del Centro de Desarrollo Docente y a cargo del programa Aprendizaje Servicio, «A+S se ha instalado como una metodología que aporta concretamente a áreas estratégicas de la Universidad, como la innovación docente y la vinculación con el medio. Contar con un modelo de institucionalización en carreras, nos permite como universidad discutir a mediano y largo plazo cómo hacer el mejor A+S posible, saliendo de la casuística de proyectos aislados. He tenido el privilegio de dirigir este equipo de Aprendizaje Servicio los últimos siete años y he visto la consolidación de una propuesta. Hoy, los desafíos están puestos en articular A+S con otros mecanismos internos y externos de la UC, para generar proyectos más robustos y con mejores indicadores de impacto (tanto en los aprendizajes como en la comunidad). A+S es una forma de ver. Es aprender y servir, siempre«.
La directora del Centro de Desarrollo Docente Chantal Jouannet, comenta que «uno de los desafíos para Aprendizaje Servicio en los próximos diez años es que esto llegue a muchas más carreras para que la formación de nuestros y nuestras estudiantes siga siendo marcada por una conexión con otras realidades, y que desde que entran a la UC, sepan que ellos y ellas entran para servir a un otro. Por otro lado, también nos desafía la idea de trabajar con otras metodologías para la formación del compromiso público, para que nuestros estudiantes desde los primeros años puedan comprender su carrera como una carrera al servicio de la sociedad. Estudiar es crecer y crecer con sentido, con pensamiento crítico, con estar pensando todo el tiempo cómo puedo yo hacer un mejor país a través de mi profesión«.
Como destaca el vicerrector académico Fernando Purcell: «El valor principal en la formación de futuros profesionales detrás de la metodología de Aprendizaje Servicio, dice relación con la posibilidad de formar ciudadanos y no solamente profesionales. Hay, en la esencia de la forma en que se trabaja Aprendizaje Servicio, un espíritu de colaboración con una comunidad, se potencia el sentido de pertenencia a esa comunidad y yo creo que ese es un valor tremendamente significativo que nosotros queremos potenciar, precisamente para que haya una actitud ciudadana en el desempeño de cualquiera de nuestros profesionales el día de mañana, una vez que egresen de nuestra universidad”.
Hoy, la UC cuenta con más de 200 cursos por semestre y casi 8.000 estudiantes aprendiendo a través del servicio a la comunidad. Una veintena de carreras se encuentran en proceso de institucionalización de esta metodología y se creó, además, un manual de asesoría para profesionales A+S UC y un modelo de trabajo con los socios comunitarios junto a la plataforma Match. “La conmemoración de estos 20 años es, sin duda, un momento para reflexionar sobre los logros alcanzados, pero también para mirar hacia el futuro con la misma pasión y determinación que nos ha guiado hasta aquí. Nos enfrentamos al desafío de seguir ampliando y profundizando el impacto del A+S en la formación de nuestros estudiantes, asegurando que esta metodología continúe siendo un vehículo eficaz para el aprendizaje y la acción social”, concluye el rector Ignacio Sánchez.