El Dr. Gustavo Orellana, profesor de la Facultad de Ingeniería, astrónomo y filatelista, fue parte de la elaboración de un segundo sello postal conmemorativo.

Con una valiosa experiencia al hombro, el académico de la Facultad de Ingeniería de la UCSC, Dr. Gustavo Orellana, se embarcó en el nuevo desafío de participar en la elaboración de un segundo sello postal. La primera vez fue con motivo del eclipse de sol de diciembre del 2020. En esta oportunidad, se trató del eclipse que fue visible en la Antártica.

De acuerdo al académico, doctor en ciencias físicas, miembro colaborador de la Fundación Chilena de Astronomía, y filatelista de corazón, “este es el cierre de la serie de sellos emitidos por CorreosChile en conmemoración de los tres eclipses solares totales, en años consecutivos, que ocurrieron en territorio chileno. Me refiero a los eclipses del 2 de julio de 2019, en las regiones de Atacama y Coquimbo; el 14 de diciembre del 2020 en las regiones de la Araucanía y Los Ríos; y ahora el pasado 4 de diciembre de 2021 visible en el territorio antártico chileno. Tener tres eclipses solares totales a lo largo del territorio de un país es algo muy raro, ya que se requiere tener un país muy largo. Junto con conmemorar estos tres eclipses, Correos hace un viaje por Chile, al señalar distintos climas de nuestro país”.

El proceso comenzó el año pasado, cuando el Dr. Gustavo Orellana se contactó con el departamento de filatelia de CorreosChile, hecho que terminó en la emisión del sello del año pasado que conmemoraba el eclipse solar total. “A principios de año, me enteré de que el Dr. Eduardo Unda, daría una charla sobre Astrofilatelia. Por lo tanto, me puse en contacto con él para que pudiéramos hablar del proceso del que había sido parte, para colaborar con Correos”, detalló el astrónomo.

Proceso de elaboración

De esa conversación, surgió la idea de crear un nuevo sello que conmemora el eclipse del 4 de diciembre (Antártica). “Eduardo comenzó a hacer las gestiones para involucrar a otras entidades en todo este proceso. Así fue como se involucró la Sociedad Chilena de Astronomía (Sochias) y el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Este último se interesó tanto en el proyecto, que ofrecieron financiar toda la emisión, por tanto, después de algunas conversaciones en conjunto con Correos, se dio luz verde al proyecto”, recordó el investigador de la UCSC.

Una vez alcanzado los acuerdos entre las instituciones, comenzó el trabajo del equipo de diseño del sello, conformado por los doctores Gustavo Orellana y Eduardo Unda, como asesores científicos, y el diseñador de Correos, Hans Espinoza, quien fue el mismo diseñador que participó en la creación de la emisión del 2020.

Después de alrededor de un mes de trabajo, donde se elaboraron los sellos, el matasello (timbre), el sobre de primer día de emisión y el folleto explicativo, se logró obtener el resultado final, ya disponible a la venta.

Filatelia: medio de educación

“En esta emisión con Eduardo y Hans nos pusimos la misión de incluir tanto elementos de interés filatélico como astronómicos, ya que entendemos a la filatelia como un potente medio de educación, al estar relacionada con el concepto de coleccionismo. En otras palabras, la filatelia promueve hábitos de orden, preservación, diseño y principalmente de estudio, ya que una de las ramas principales de la filatelia es, justamente, estudiar la historia postal y los elementos postales. Esto a su vez conlleva que la infinidad de motivos a los que están dedicados los sellos postales lleva inevitablemente al estudio de temas como personajes históricos, geografía, zoología, química, astronáutica, entre muchos otros”, indicó el académico.

Para los doctores Orellana y Unda, como filatelistas y astrónomos, participar en el proceso de creación de un sello postal “es como un sueño hecho realidad. De alguna forma estamos intentando revivir un hermoso pasatiempo del cual disfrutamos enormemente y que en Chile se está perdiendo poco a poco”, agregó.

Eclipse en la Antártica

Según el Dr. Gustavo Orellana, “desde un punto de vista histórico, desde que existen asentamientos de humanos en la Antártica, han ocurrido siete eclipses solares totales, de los cuales sólo el de 2003 fue registrado, ya que los anteriores se podían observar desde lugares en donde no había ningún tipo de campamento humano. Por esta razón, este fue el segundo eclipse registrado, ya que, por fortuna, existe una base científica chilena, en el paso del eclipse llamada ‘Estación Polar Científica Conjunta Glaciar Unión’. Por tanto, a diferencia de los otros tres eclipses, este pudo ser visto por un grupo muy selecto de personas en unas tierras completamente desérticas”.

Fuente: Noticias UCSC

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