El rector Ignacio Sánchez compartió la siguiente carta esta mañana con alumnos, académicos, profesionales y funcionarios de la UC:
«No puedo dejar pasar estos días sin compartir con ustedes una reflexión ante los últimos acontecimientos que hemos vivido como universidad, como país y como Iglesia. Una reflexión que, en primer lugar, deje en evidencia nuestro más enérgico rechazo a todo acto de violencia y de abuso sexual que pueda existir en nuestra universidad; y que, en segundo término, nos lleve a encontrarnos en un diálogo profundo y respetuoso que nos permita avanzar como comunidad en la construcción de un futuro, donde el cuidado de la integridad y dignidad de todos sus miembros sea el centro de nuestro trabajo y preocupación. También el respeto mutuo y a nuestras creencias.
Los casos de abusos, agresiones y violencia sexual, en sus variadas formas, han remecido al sistema universitario nacional, enfrentándose denuncias, protestas y tomas en diferentes casas de estudios. También en nuestra universidad ha habido paros y manifestaciones a favor de un pleno reconocimiento y participación de la mujer en los diversos ámbitos de la vida social, así como en contra de la violencia sexual y de la discriminación de que ellas son objeto en distintos contextos.
Como comunidad UC estamos decididos a avanzar en el propósito de ser una universidad segura, respetuosa y promotora de la integridad de cada uno de sus miembros. Una universidad clara respecto de que todo acto discriminatorio, ofensivo y violento en cualquiera de sus formas, y en particular desde una perspectiva sexual, no tendrá lugar en nuestros campus ni en nuestras actividades.
Para apoyar estas definiciones, es nuestro deber tomar las medidas que permitan intervenir y resguardar el cuidado de nuestra comunidad. Fruto del trabajo conjunto de diversas comisiones donde han participado directivos, académicos, representantes de la FEUC y de la Consejería Superior, así como estudiantes, funcionarios y administrativos, más equipos profesionales de la Prorrectoría, Secretaria General y de las Vicerrectorías de la Universidad, hoy tenemos una «Política de Prevención y Apoyo a Víctimas de Violencia Sexual de la UC”, «Lineamientos para académicos para prevención de la violencia sexual en la UC” y una campaña en desarrollo.
Sabemos que ya existen nuevas propuestas para seguir avanzado, pero este documento es un gran primer paso que nos permite asegurar a aquellos miembros de la comunidad que sean o hayan sido víctimas, acceder a canales confiables y confidenciales destinados a recibir consultas, solicitar apoyo, canalizar denuncias, iniciar procesos de responsabilidad y brindar orientación, apoyo jurídico y psicológico, entre otros.
En este nuevo escenario, los quiero invitar a todos a involucrarse y aportar a una mejora continua de nuestros procedimientos. Para ello sigue activa la Comisión de Violencia Sexual y abriremos «La UC Dialoga 2018” a la reflexión en esta materia, de modo que académicos, funcionarios y estudiantes, sentados en una misma mesa, podamos intercambiar miradas y efectuar propuestas.
Ese es el desafío que tenemos y confío en que podamos asumirlo con la participación de todos. Estamos redoblando nuestros esfuerzos a partir de la escucha activa de la comunidad, potenciando los canales oficiales que se han creado y que son aquellos que nos posibilitan actuar. Las siguientes etapas deben darse junto a una plena normalización de nuestras actividades académicas, espacios preferentes para asumir un diálogo que debe ser cotidiano en la universidad si se quiere efectivamente construir una nueva cultura, abierta a todas nuestras esferas de acción.
Así como he sido claro en señalar que en la Universidad respetaremos la integridad y dignidad de cada uno de nuestros integrantes, quiero también serlo respecto del deber que nos asiste a todos de honrar y respetar nuestra identidad, nuestros principios y nuestro símbolos como Universidad Católica. También las creencias y los símbolos religiosos de todos nuestros miembros. Este compromiso está a la base de la posibilidad de constituirnos en comunidad y de avanzar en cualquier otro ámbito. No es posible ni aceptable pensar que la violencia, incluso simbólica, contra algunos es el camino para crear las condiciones de respeto hacia otros.
Como segundo tema, quisiera referirme al momento que está viviendo nuestra Iglesia en Chile y a nuestra responsabilidad como laicos de apoyar su proceso de renovación. Nuestra iglesia necesita de nuestra oración permanente, de nuestra disposición a acoger decididamente a las víctimas y a colaborar con los cambios, y también de nuestra activa esperanza.
El Papa Francisco no ha dudado en emitir un informe que es crudo: «Los problemas que hoy se viven dentro de la comunidad eclesial no se solucionan solamente abordando los casos concretos y reduciéndolos a remoción de personas; esto –y lo digo claramente- hay que hacerlo, pero no es suficiente, hay que ir más allá. Sería irresponsable de nuestra parte no ahondar en buscar las raíces y las estructuras que permitieron que estos acontecimientos concretos se sucedieran y perpetuasen”. Como Universidad Católica estamos llamados a contribuir para que esas heridas abiertas puedan cicatrizar y para que tenga lugar esa reflexión en torno a las raíces y estructuras de los problemas que nos aquejan como Iglesia.
Nuestro plan de desarrollo para este quinquenio otorga un rol crucial a la comunidad UC. Debemos crecer juntos hacia un sentido de Communitas, que refiere a un alto sentimiento de comunidad, a un estado mayor de proximidad que se basa en una experiencia común. Desde ahí, necesitamos reconstruir confianzas y apoyarnos para el reconocimiento mutuo.
Los invito a avanzar en estas propuestas y a retomar las actividades académicas a la brevedad. Es importante que juntos fortalezcamos nuestro espíritu y también nuestros aportes a toda la sociedad chilena».
Enlaces relacionados:
Política de Prevención y Apoyo a Víctimas de Violencia Sexual de la UC.
Lineamientos para académicos para prevención de la violencia sexual en la UC.
Fuente: Dirección de Comunicaciones PUC.