Conocida ya la conformación del gabinete de la Presidenta Michelle Bachelet, uno de los aspectos que llamó la atención fue la designación del economista Nicolás Eyzaguirre como futuro Ministro de Educación.
Más allá de sus conocidas e innegables calificaciones académicas y del hecho de que es un hombre que, por su historia familiar, proviene del mundo del arte y de la cultura, su nombramiento evidentemente obedece a la necesidad de contar en esa cartera con una persona de manejo y experiencia política, capaz de materializar uno de los principales lineamientos del programa del próximo gobierno en materias de Educación Superior, como es el establecimiento de la gratuidad en un plazo de seis años.
Las expectativas al respecto son muy altas, pues existe un movimiento estudiantil que fue capaz de llevar al Parlamento a varias de sus figuras, y porque en este tema está la mirada de todo un país, que como consecuencia de las manifestaciones y las investigaciones tanto parlamentarias como del Ministerio Público, entendió perfectamente bien cuáles son las características que poseen las distintas universidades que existen. Hoy en día deben ser muy pocos aquellos que no saben en qué radica, por ejemplo, la importancia de la acreditación, o cuál es la diferencia entre una universidad que investiga y una que no lo hace.
Es por ello que la capacidad del próximo ministro de generar acuerdos será clave en este aspecto. Por esto esperamos que el Gobierno otorgue el mismo trato a todas las universidades de carácter público y reconozca que existen instituciones como la Universidad de Concepción que, sin ser propiedad del Estado, es una casa de estudios superiores que entrega educación de la más alta calidad, que genera bienes públicos y es reconocida como una de las mejores de América Latina, cumpliendo una función pública que es innegable y de gran valor para el país.
Son muchas y diversas las evidencias que lo demuestran, y van desde las diferentes vías de ingreso que hoy existen, hasta la variedad de actividades de difusión artística y cultural que la UdeC entrega a la comunidad. Pero, más que ello, en su esencia, su carácter público radica fundamentalmente en la labor creadora que cumple, y que muchas veces no es percibida en todo lo que ella vale. La Universidad de Concepción se inspira, desde su creación, en una filosofía humanista y laica, que transmite a sus alumnos el respeto a la diferencia, el pensamiento crítico y la responsabilidad social.
Asimismo, los académicos de la Universidad realizan investigación, porque entendemos que ella es una de las vías para alcanzar el desarrollo y, como ya está expresado, además crea arte y cultura para la ciudadanía.
Así, estamos ciertos que el Ministro Eyzaguirre y las nuevas autoridades tendrán en cuenta elementos como los indicados y prestarán un decidido apoyo a las universidades públicas de calidad, como él lo expresara en una columna que escribiera recientemente en un periódico de circulación nacional, bajo el título de «¿Por qué creo en la universidad pública gratuita?».
PUBLICADA en El Sur / Martes 28 de enero de 2014
Sergio Alfonso Lavanchy Merino
Rector de la Universidad de Concepción
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