foto-columnaJunto con seleccionar a mejores estudiantes, este instrumento permite avanzar en inclusión, aunque ha traído problemas y situaciones que se deben corregir.

En las últimas semanas se han repetido los cuestionamientos al uso del ranking de notas en el sistema de admisión a la educación superior. En especial, las protestas han provenido de los estudiantes de los liceos municipales emblemáticos. Es importante analizar las fortalezas y debilidades de este instrumento.

El ranking de notas identifica a los alumnos con talento y hábitos de estudios, independiente de su procedencia educacional. Destaca también por ser un elemento predictivo del rendimiento académico. En la experiencia de la UC, los estudiantes en el 10% superior en sus establecimientos, tuvieron una mejor progresión académica. Alumnos que provienen de diferentes realidades culturales, económicas y geográficas, aumentan la diversidad, pluralismo y calidad del proyecto universitario.

Junto con seleccionar a mejores estudiantes, el ranking permite avanzar en inclusión, ya que premia a través de una bonificación en el puntaje a buenos estudiantes en su entorno, en un proceso de admisión marcado por la PSU, prueba que se correlaciona con la situación socioeconómica de los postulantes. En los datos generales del CRUCh destaca que, desde su incorporación, el ranking ha significado una redistribución de estudiantes, beneficiando a un 6% de los que fueron admitidos, en su mayoría del sector subvencionado, de regiones y con predominio de mujeres.

En la UC, la universidad con mayor puntaje promedio PSU, NEM y ranking del sistema, en la admisión 2014 se demostró que 593 estudiantes (de un total de 4.902) fueron seleccionados debido a la incorporación de este instrumento. De ellos, 384 fueron del sector municipal y subvencionado, la mayoría de liceos en que sus mejores egresados por muchos años no accedían a la UC. Tuvieron 50 puntos promedio menos de PSU, 152 más de ranking y 15 puntos más de IVE (índice de vulnerabilidad económica). Respecto del año anterior, en la UC hubo una leve disminución en la admisión de estudiantes de liceos emblemáticos (261 vs. 278). Estos alumnos presentaron notas superiores a las de los otros liceos.

El instrumento ha traído problemas y situaciones que se deben corregir. Por una parte, al no ser un ranking puro (a implementarse en el año 2016), hay casos de alumnos con similar ubicación y puntajes diferentes. Segundo, el traslado tardío de estudiantes produce distorsión en la convivencia escolar y acceso a beneficios económicos que es necesario resolver. Además, una alta ponderación del ranking va a producir un mayor impacto en los problemas descritos. Debido a que es un sistema cerrado de admisión, el ingreso de un grupo de alumnos va a significar la salida de otros.

La valoración del desempeño escolar instala en las salas de clase un incentivo para estudiar, lo que impacta en la calidad de la educación. Este estímulo no debería alterar la convivencia escolar, al compararse el rendimiento con las tres generaciones anteriores. Debido al desnivel en la educación escolar, es importante la implementación de un programa de apoyo académico en la universidad, en ciencias básicas y en las habilidades comunicativas, de modo de asegurar el rendimiento académico de los estudiantes. Así, los alumnos con mayor motivación por estudiar deberían mejorar las tasas de titulación. Está pendiente incluir la ponderación del ranking en la asignación de las ayudas estudiantiles, así como también en el Aporte Fiscal Indirecto.

La incorporación de estudiantes talentosos de diferente origen socioeconómico y educacional es un aporte a la cohesión social y al desarrollo del país, que impactará en una nación más integrada y con mayores oportunidades para la juventud. Se requiere de generosidad y el aporte de todos para avanzar en estos cambios.

PUBLICADA en El Mercurio / Domingo 14 de septiembre de 2014
Ignacio Sánchez D. Presidente G9, Rector Pontificia Universidad Católica de Chile

 

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