Columna de opinión del Rector Óscar Galindo, de la Universidad Austral de Chile, publicada en el Austral de Valdivia, edición del 30 de octubre.
Este 25 de octubre el país, más allá del lugar común, vivió una jornada histórica. Histórica en tanto es primera vez en nuestra vida republicana que la comunidad, a través de sus representantes redactará una nueva Constitución. Histórica también por la absolutamente mayoritaria voluntad ciudadana de aprobar, además, que sea una Convención Constitucional la que redacte dicho texto. Como comunidad universitaria compartimos este momento fundamental en la democracia de nuestro país. Hemos sido parte activa del debate que se ha vivido luego de octubre de 2019, al margen de la postura que democráticamente cada uno representara.
Nuestra posición siempre fue que no era el momento de cerrar las puertas, sino de abrirlas a la comunidad. A las personas, a las organizaciones ciudadanas, a las organizaciones políticas. Eran tiempos de debate que requerían de espacios de encuentro, de análisis y de opinión. Toda nuestra comunidad, nuestras y nuestros estudiantes, académicas y académicos, funcionarias y funcionarios han sido parte de esta discusión. Ha sido ejemplar la disposición de cada una de las unidades académicas que han generado instancias de debate y análisis a nivel regional y nacional, en especial a aquellas relacionadas con vinculación con el medio. Su contribución enriquece el aporte de la Universidad Austral de Chile a la sociedad.
Las universidades como la nuestra tienen, como parte de su misión, la responsabilidad de contribuir al debate público y al mejoramiento de las políticas públicas, aportando sus capacidades técnicas, de gestión y de generación de espacios pluralistas de análisis y debate. Esta misión es especialmente relevante en las distintas regiones del país, considerando las profundas inequidades y la necesidad de una efectiva descentralización político-administrativa, económica, educacional, científica y cultural. Es un desafío para el país y un desafío para las universidades.
Seguiremos en esta dirección, luego de la masiva voluntad democrática de redactar una nueva Constitución para el país, trabajando como comunidad universitaria con modestia y profunda convicción de nuestro rol público, para colaborar y nutrir la reflexión que necesitamos como sociedad. Como institución dedicada a la educación, las humanidades, las ciencias, las artes y las culturas, tenemos, junto a otros, mucho que aportar.