Señor Director:
Hace poco más de un año el ex ministro de Educación y hoy titular de la Secretaría General de la Presidencia, Nicolás Eyzaguirre, prologaba el libro «60 años. Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas», destacando el rol fundamental del CRUCh en el desarrollo de la educación superior y en la consolidación del sistema de universidades en Chile. También valoraba el trabajo que junto al Mineduc ha desarrollado la institución en su tarea de mejorar la calidad y pertinencia de la educación universitaria, y el avance en la generación de conocimiento. Por último, el ministro señalaba con entusiasmo que en el contexto de reforma universitaria, había que avanzar en el fortalecimiento de las instituciones agrupadas en el CRUCh.
Con el proyecto de reforma a la educación superior presentado por el Gobierno, los dichos del ministro quedan en una evidente contradicción. Desde el momento en que la iniciativa introduce claras diferencias, desconocidas hasta el momento, en lo que se refiere a trato y reconocimiento público, sumando además a la entrega de fondos basales solo para los planteles estatales y no para todo el CRUCh, se están confirmando privilegios que vienen a generar un quiebre en su interior.
En sus casi 62 años de existencia, el CRUCh ha contribuido al desarrollo del sistema universitario del país, generando políticas públicas en educación ampliamente reconocidas y valoradas por todos los sectores. De esta forma, esta institución de tradición se ha forjado un nombre, prestigio y admiración pública.
El proyecto que comenzará a discutirse en el Parlamento no debe obviar esta realidad si es que realmente se apunta a generar un sistema de educación superior de calidad que contribuya con formación e investigación al desarrollo del país.
PUBLICADA en La Segunda / Martes 12 de julio de 2016
Christian Schmitz V., Rector Universidad Católica de la Santísima Concepción