Ayer, la Presidenta de la República presentó el proyecto de ley de una nueva carrera docente que permite apoyar de manera integral a los profesores. Existe consenso en que el factor más importante para mejorar la calidad del sistema educativo es avanzar en la calidad de la formación de los profesores, y de hecho es un eje central de la política docente que se impulsa hoy en nuestro país. Esta comienza por atraer a mejores estudiantes a la profesión docente, a cargo de la formación de las nuevas generaciones. La situación actual presenta serias debilidades, ya que la mayoría de los estudiantes tiene una insuficiente formación escolar. En el 38% de las carreras no hay exigencia mínima en la PSU y el 60% de los alumnos no logra los puntajes mínimos de postulación a las universidades. Solo un pequeño porcentaje de estudiantes está dentro de los mejores de su generación. El principal problema es la desregulación del sistema, con centros de formación de profesores de regular calidad y ausencia de una acreditación de calidad.
El papel de las universidades es clave en la formación de los docentes. Es importante tener un consenso en la obligatoriedad de estándares mínimos de conocimientos disciplinares y pedagógicos. Se debe ir hacia una evaluación obligatoria no solo al egreso, sino en un tramo intermedio que incluya conocimientos disciplinares y competencias prácticas en el aula, que permita detectar falencias antes del egreso. Así, es crucial definir la docencia no solo desde el punto de vista de los conocimientos teóricos, sino también desde la perspectiva de las habilidades prácticas desarrolladas en el ejercicio de la profesión. Para esto, es relevante el rol que puede cumplir un campo educacional constituido por una red de prácticas amplia, que ofrezca a los futuros profesores oportunidades activas de aprendizaje, donde se les proporcione acompañamiento e inducción en el ámbito profesional.
Varias de las iniciativas que se han discutido en este proyecto van en el sentido correcto. Es importante elevar de manera progresiva las exigencias en la selección de los estudiantes no solo por el puntaje PSU, sino también valorando el rendimiento escolar a través del ranking de notas, en especial en los colegios vulnerables y en las regiones extremas del país. Así también, aumentar el tiempo protegido de los docentes para el estudio y la preparación de sus clases es un avance, por tratarse de un factor clave para los resultados de aprendizaje en el aula. Las plataformas de apoyo en educación virtual, los contenidos y aprendizajes en estudiantes diversos, migrantes, vulnerables y con necesidades especiales, junto con una mayor conexión de los programas con las necesidades reales de la sociedad, son elementos clave al momento de avanzar en una carrera docente. Por otra parte, es necesario potenciar robustos programas de investigación de las líneas prioritarias en el campo de la educación, en colaboración con los mejores centros extranjeros, constituyendo así una red de trabajo nacional que permita progresar en conjunto.
Se contemplan en el proyecto mayores oportunidades de desarrollo profesional y económico, las que debieran relacionarse de manera innovadora al desempeño docente, constituyéndose en un incentivo para atraer a los mejores estudiantes. Además de lo económico, parte importante de la motivación para sentirse atraídos por la profesión docente se vincula con la valoración social de su labor, por lo cual la dignidad de los profesores es un tema prioritario a nivel país. El prestigio, reconocimiento y remuneraciones deben estar en la categoría de las profesiones con mayor reconocimiento social. Nuestro desafío país es poder contar con los mejores profesores para los colegios más vulnerables.
Un tema crucial es conocer qué piensan y sienten los profesores. No siempre conocemos de primera fuente sus sueños y expectativas de desarrollo. Es tiempo de darles la confianza que requieren y de alinear las propuestas e incentivos en un diálogo que tenga en el centro al estudiante. El contacto personal y la relación docente-alumno en el aula marcan el proceso de aprendizaje, el que cuando se realiza con confianza, tiempo, afecto y profundidad, va a tener un real impacto en la formación integral de las nuevas generaciones de nuestro país.
PUBLICADA en El Mercurio / Martes 21 de abril de 2015
Ignacio Sánchez D., Rector Pontificia Universidad Católica de Chile